domingo, 22 de diciembre de 2013

Una corriente

Cuando el más famoso pregonero llegó al pueblo yo era un adolescente. Era tan famoso que casi de inmediato olvidamos su nombre, y lo único que nos quedó en la mente fueron sus ideas. En realidad solo una: viajar al norte. Fue esta la idea que un día se encontró Maicol tal vez tirada en la calle.  

                Lo que más nos sorprendió entonces fue que el hombre parecía estar hecho de sueños. Todo en él era entusiasmo porque había escuchado de una tierra prometida donde se podía conseguir todo lo que uno deseaba. Solamente pasó un día en el pueblo, pero esas horas fueron suficientes para entusiasmar a casi todos. Yo fui uno de ellos y les dije a mis padres que me iría a buscar esa tierra prometida. Mi papá dijo que no y vimos cómo de cada hogar se iba al menos uno de cada familia. Luego mi papá quiso saber cosas y les preguntó a todas las familias a las que se les había ido alguien cuál era el deseo que iban a cumplir. Lo lamentable, dijo, es que nadie le supo responder.

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