miércoles, 30 de marzo de 2016



Apre(h)endo la relatividad del tiempo a través
de la contemplación de un recuerdo,
de la permanencia en un estado
en que me consideré feliz.

Orhan Pamuk dijo ---> la felicidad es también
rememorar y resguardar los momentos que
nos llenaron de dicha
mientras ésta se convierte en vida
o mejor dicho,
en una representación constante
de presiones, castigos y mentiras que
nos obligamos a creer...para avanzar, añado yo.

Y volvemos. Volvemos
al momento más bello cuando el poder
de un sonido, la verdad
de una imagen, el dolor
de una palabra o el acecho
de una sonrisa
resquebraja el estómago
sacude la memoria de lo que ya no será
mas que otra invención, otro capricho,
otra ilusión de nuestra temporalidad.

Y aprendemos a vivir en una dualidad,
a intercalar la percepción del tiempo
como años>fechas>horas>minutos,
como el calendario que nos sirve para tender puentes
hacia los demás, hacia aquellos semejantes
de los cuales nos creemos reflejo
pero también como el Tiempo que llevamos adentro,
cargado de ayer y que nos marca un ritmo
desacompasado frente a ese otro
que, seguramente, ya va más allá.  






lunes, 28 de marzo de 2016

Espera


Espera, por lo pronto.
Desconfía de todo, si hace falta.
Pero no de las horas. ¿No te han llevado
hasta ahora a todas partes?
Tus asuntos serán de nuevo interesantes.
El pelo será interesante.
El dolor será interesante.
Los brotes fuera de estación recobrarán su encanto.
Los guantes de segunda mano recobrarán su encanto;
tienen recuerdos que hacen necesarias
otras manos. Y la desolación
de los amantes eso es: un gran vacío
cavado en estos seres minúsculos que somos
reclama ser colmado; un amor nuevo
es necesario por fidelidad al viejo.

Espera.
No te vayas tan pronto.
Estás cansado. Igual que todo el mundo.
Y nadie se ha cansado suficiente.
Espera un poco nada más y escucha.
La música del pelo,
la del dolor, y la de los telares
que traman otra vez nuestros amores.
Escúchala, será la única vez,
para que escuches, sobre todo,
los alientos de toda tu existencia,
que las penas ensayan y a sí misma se toca hasta agotarse.

Galway Kinnell (1927-2014)