lunes, 30 de diciembre de 2013


A veces la pesadilla no es de quien la habita
y el miedo sobrevive pese al cadáver de las cosas.

Pero luego llega algo más. Reivindicando los vacíos,
reconfortando los momentos venideros.

Yo ahora pertenezco a tu lenguaje
a tu forma de decir amor, de decir sí,
de decirlo todo a través de ojos violinistas.

No es que haya muerto mi pasado
o que lo despilfarre cantando mentiras.

Ahora encontré, en el fondo de tu sonrisa
las palabras que me arrancan todos los perdones.

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