domingo, 14 de abril de 2013


Es un año de regresos musicales. The Kinfe vuelve junto con los Yeah Yeah Yeahs, Foals, Devendra Banhart, Queens Of The Stone Age entre algunos otros y lo hace provocando cierta confusión. Su nuevo disco se llama Shaking The Habitual y los comentarios son dispersos, dispares y en algunos casos contradictorios.

La expectación era grande debido a los años que se tardaron en sacar disco (no tantos como My Bloody Valentine) y las creaciones que le habían presentado al mundo, las cuales no fueron precisamente muy comerciales o, para usar un término diferente, fáciles de digerir –The Knife de 2001, Deep Cuts de 2003 y Silent Shout de 2006-.

Más que electrónica, ellos son Synth Pop —me dijo Mario mientras me presentaba a Chvrches, banda que, le dije, era lo nuevo en el hype. Me contestó que no y entonces Full Of Fire, el primer sencillo de Shaking The Habitual, invadió mi cabeza otra vez. Coincidimos en que estábamos como todo el mundo que hablaba del disco: desconcertados por la inclusión de largas y cortas “canciones” compuestas por sonidos electrónicos y ruidos que, sinceramente, creemos incluyeron porque podían y remiten, como me hizo ver el mismo Mario, al Kid A. Y no es que el disco sea malo, al contrario. Además, nos sirve para entender que el proyecto del dúo sueco siempre ha sido arriesgado y diferente, tal como lo demuestran trabajos realizados entre el disco del 2006 y éste y algunas participaciones de sus integrantes, sobre todo de Karin en su grupo Fever Ray y la colaboración con Röyksopp y algunas otras agrupaciones.  

The Knife son Karin Dreijer Andersson y Olof Dreijer, quienes editan sus discos a través de su propia discográfica, Rabid Records. Dan pocas entrevistas, no hay muchas fotografías del grupo pero no son tan incognitos como The Residents o Daft Punk (que también presentarán disco nuevo en un ranchito de Australia pero esa es otra historia) y para este último álbum se impregnaron de textos relativos a estudios de género, lesbianismo, travestismo y el etcétera que ya conocemos.


Bueno —le dije—, ya vámonos a dormir. Salimos del coche y en la casa de mi vecino cantaban a coro una canción de Primavera. 

The Knife: A tooth for an eye.



The Knife: Full of fire.




The Knife: Pass this on.



Fever Ray: When I grow up.



Röyksopp: What else is there. 



sábado, 13 de abril de 2013


De alguna manera, toda vida narrada es ejemplar; se escribe para atacar o defender un sistema del mundo, para definir un método que nos es propio. Y no es menos cierto que por la idealización o la destrucción deliberadas, por el detalle exagerado o prudentemente omitido, se descalifica casi toda biografía: el hombre así construido sustituye al hombre comprendido. No perder nunca de vista el diagrama de una vida humana, que no se compone, por más que se diga, de una horizontal y de dos perpendiculares, sino más bien de tres líneas sinuosas, perdidas hacia el infinito, constantemente próximas y divergentes: lo que un hombre ha creído ser, lo que ha querido ser y lo que fue.   

-Marguerite Yourcenar