Nadie nunca
entendió porque sus padres le habían puesto Bienvenido. Y la verdad, él tampoco
tuvo mucha inquietud por saberlo. Fue como si todos lo intuyéramos pero ninguno
terminara por aceptarlo. De sus padres nunca salió un comentario al respecto y
tal vez por ello tuvo una vida normal.
Con el paso del tiempo supusimos que la sorpresa se nos presentaría al
momento de que Bienvenido muriera y decidimos, entre todos, vigilarlo siempre y
en todo momento hasta que su muerte pasara. El acoso duró solamente un par de
años; años en los que Bienvenido sufrió un cambio muy extraño. Comenzó a
mirarnos con odio y en ese momento supimos que estaba a punto de suceder su
final.
Todos queríamos ser testigos del momento para ver qué pasaba con
Bienvenido cuando se marchara al mas allá; cuando se transformara, junto con su
nombre, en alguien más; cuando, por decirlo así, dejara de ser Bienvenido.
sus cuentitos me llenan de felicidá, oiga.
ResponderEliminarHola guapa, que gusto volver a verla por acá. Tambien me da gusto saber que se pone feliz con esto que hago.
EliminarUn abrazo virtual.