—…Descolgarlos ya no servirá de nada, antes pendían de los
árboles y ahora de los puentes pero en ambos casos, las lenguas son las que
pasan frío.
—Me asusta la filantropía, por eso tengo sexo, solo sexo.
Puro y duro, como dijo mi profesor.
—Yo creo que por ahí te acercas a ella, así ayudas al
hombre.
—Pero yo quiero destrozarlos, o destrozarte en este caso.
Luego sentirme mejor cada vez que te vas y yo me vengo.
—Te diría que qué descarada, pero creo que por eso me gustas.
Además de que sabes escuchar…
—Mira, por ejemplo a ese de chaleco café que están
entrevistando, yo le quitaría el dolor que aparenta le rebosa por las mangas pero al
presidente sí no le ayudo a olvidar su alcoholismo, que le haga como pueda.
—Me gusta tu generosidad, sobre todo la que escondes entre
las piernas.
—Ahí es donde radican los secretos. Y hay quienes los ven y
quienes no.
— ¿Entonces crees que yo lo hago?
—Yo más bien creo que debes buscar en otro lado, te voy a
presentar a mi amigo Reynaldo, es un cubano muy agradable…
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