viernes, 27 de mayo de 2011

El sueño del homicida consumado.

Sun Wu Ma solía soñar sin satisfacciones, así que por las mañanas sus ojos eran la desesperación nocturna y la esperanza muda de una revolución; como alimañas en espera de su presa menor. Para bien del mal, cierta noche soñó que leía, leía, leía y leía el cuento de nunca acabar, lo que detonó su histeria y por la mañana, se levantó de su cama con un salto mortal y tomó la decisión de sacar a su pueblo, El Reino Combatiente, de la modorra pacifica en la que se encontraba perdido. Al mediodía, mientras el sol gemía taciturno como la nada, se dirigió al mercado de La Mortificación, en el centro del reino, y compró tres kilogramos de agallas. Durante esa tarde y veintitrés noches completas redactó el manual del perfecto homicida; el que mata sin armas, casi con el puro deleite. Lo redactó en un nuevo tiempo, el pasado-futuro perfecto y una vez que lo terminó corrigió la poca presencia del odio y en la segunda emigró a la ficción. Un siglo después regresó y las cosas seguían igual, no había un antihéroe consumado, nadie había soñado ni sus sueños ni su esencia. Por eso se volvió, a continuar rumiando falsas esperanzas en lo etéreo.

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