sábado, 12 de julio de 2014

Desborde

Aunque ya existía el permiso sobre el amor yo, únicamente, me enamoré una vez.  De María y ella de mí. Duramos juntos muchos años y no pudimos engendrar pero eso nunca nos importó. Ni eso ni las habladurías de la gente sobre este amor, del que decían, parecía inconcebible. Yo no creí eso hasta que María se me murió de amor. Se le desbordó. Así lo dijo el doctor y yo le creí a pesar de no conocer a nadie que hubiera muerto por la misma causa. Ella se dejó morir sabiendo que yo sufriría, y con tanto dolor, al principio quise tomar también ese camino. Seguirla. Pero una duda y un recuerdo me lo impidieron. La duda estaba en pensar si de verdad nos encontraríamos luego de muertos; el recuerdo fue siempre su sonrisa.    

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