miércoles, 20 de noviembre de 2013

There is only one way to read, which is to browse in libraries and bookshops, picking up books that attract you, reading only those, dropping them when they bore you, skipping the parts that drag and never, never reading anything because you feel you ought, or because it is a part of a trend or a movement. Remember that the book wich bores you when you are twenty or thirty will open doors for you when you are forty or fifty and viceversa. Don’t read a book out of its right time for you.
Doris Lessing “The golden notebook”.


Pese a la cita escrita, esta entrada no tratará sobre la escritora británica y recién fallecida, aunque debería. Y no será así porque en realidad solo he leído un libro suyo y mi memoria no sería de gran ayuda. En cambio comentaré sobre otros dos escritores que también ganaron el premio Nobel y que leí recientemente: J. M. Coetzee y Orhan Pamuk.
                Tal vez la gran pregunta sea ¿por qué? Y la respuesta obvia es: porque quiero y puedo. Bueno, no tanto, supongo que únicamente es a manera de ejercicio y un poco de homenaje a dos libros que me tuvieron atado pero sobre todo, que al terminarlos (y durante la lectura) me dejaron con una exaltación de sentimientos bastante fuerte. Y es que como dijo la señora Lessing, a veces estás listo para un libro, a veces no, pero en mi caso al menos, la mayoría de las ocasiones disfruto lo que leo y casi siempre siento algo en el pecho, en el estómago o en el cerebro.    
                Desgracia, de J. M. Coetzee, plantea la situación de un hombre viejo, su soledad y algunas situaciones que le plantea la vida con relación a su hija y su profesión pero sobre todo, plantea el desgarramiento y la problemática que significa enfrentar un hecho para el que probablemente no se está preparado. Sin duda, uno de los elementos presentes en la novela y que la marcan como “densa”, es la soledad del personaje principal y sobre todo, su enfrentamiento con la vejez, además de todo lo complicado que pueda resultar contar una historia dentro de Sudáfrica. De este modo culpa, redención, intentos de respeto, aspectos políticos y sociológicos se adhieren a la trama y en lo personal, lo que más me afectó: eutanasia canina.
                La mayoría de los personajes son complejos, sobre todo Lucy, la hija de David Lurie y aunque poco a poco se van descubriendo los intereses de algunos de ellos, lo que queda claro es la dificultad en las relaciones humanas, algo que probablemente sea demasiado conocido sin embargo, en Desgracia persiste una sensación de incomodidad que va más allá de cualquier decisión actual o del pasado. Debo confesar que lo leí en un momento en el que no me sentía del todo feliz y la sensación que me dejó fue intensa y hasta un poco dolorosa, sobre todo con el final.
                La historia de Nieve se desarrolla en Turquía y me parece que una de sus principales características, al igual que Desgracia, es la soledad de los personajes principales. Ka, el protagonista, es un poeta solitario que regresa a la mencionada ciudad y se enfrenta con problemas políticos, amorosos y sociales pero encuentra la inspiración necesaria como nunca antes lo había hecho. Atraído por una ola de suicidios de jóvenes mujeres que a fin de cuentas no queda claro si en realidad se suicidan o no, y por unas elecciones que pueden marcar una diferencia, se ve inmerso en una disyuntiva existencial que tiene que ver con cuestiones ideológicas, religiosas, políticas pero sobre todo amorosas.      
                Se dice que la novela es muy política y sí, lo es. También es lenta pero muestra la problemática de Oriente bajo una trama que a la vez expone la soledad de una manera singular. El autor crea un microcosmos empleando una anécdota donde la acción se desarrolla en solo tres días y, cobijado bajo un escenario donde predomina la nieve y las sensaciones que ésta puede provocar, presenta una historia que resulta bastante sensible aunque con ingredientes varios: metaficción, intertextos y poesía que nunca aparece que todos sabemos está ahí.   
                Mientras leía esta novela continuaba con el mood depre de la anterior y lo que más me quedo claro es que Nieve es melancolía.             

No hay comentarios:

Publicar un comentario