There is only one way
to read, which is to browse in libraries and bookshops, picking up books that
attract you, reading only those, dropping them when they bore you, skipping the
parts that drag and never, never reading anything because you feel you ought,
or because it is a part of a trend or a movement. Remember that the book wich
bores you when you are twenty or thirty will open doors for you when you are
forty or fifty and viceversa. Don’t read a book out of its right time for you.
Doris Lessing “The golden notebook”.
Pese a la cita escrita, esta
entrada no tratará sobre la escritora británica y recién fallecida, aunque
debería. Y no será así porque en realidad solo he leído un libro suyo y mi
memoria no sería de gran ayuda. En cambio comentaré sobre otros dos escritores
que también ganaron el premio Nobel y que leí recientemente: J. M. Coetzee y
Orhan Pamuk.
Tal
vez la gran pregunta sea ¿por qué? Y la respuesta obvia es: porque quiero y
puedo. Bueno, no tanto, supongo que únicamente es a manera de ejercicio y un
poco de homenaje a dos libros que me tuvieron atado pero sobre todo, que al
terminarlos (y durante la lectura) me dejaron con una exaltación de
sentimientos bastante fuerte. Y es que como dijo la señora Lessing, a veces
estás listo para un libro, a veces no, pero en mi caso al menos, la mayoría de
las ocasiones disfruto lo que leo y casi siempre siento algo en el pecho, en el
estómago o en el cerebro.
Desgracia, de J. M. Coetzee, plantea la
situación de un hombre viejo, su soledad y algunas situaciones que le plantea
la vida con relación a su hija y su profesión pero sobre todo, plantea el
desgarramiento y la problemática que significa enfrentar un hecho para el que
probablemente no se está preparado. Sin duda, uno de los elementos presentes en
la novela y que la marcan como “densa”, es la soledad del personaje principal y
sobre todo, su enfrentamiento con la vejez, además de todo lo complicado que
pueda resultar contar una historia dentro de Sudáfrica. De este modo culpa,
redención, intentos de respeto, aspectos políticos y sociológicos se adhieren a
la trama y en lo personal, lo que más me afectó: eutanasia canina.
La
mayoría de los personajes son complejos, sobre todo Lucy, la hija de David
Lurie y aunque poco a poco se van descubriendo los intereses de algunos de
ellos, lo que queda claro es la dificultad en las relaciones humanas, algo que
probablemente sea demasiado conocido sin embargo, en Desgracia persiste una sensación de incomodidad que va más allá de
cualquier decisión actual o del pasado. Debo confesar que lo leí en un momento
en el que no me sentía del todo feliz y la sensación que me dejó fue intensa y
hasta un poco dolorosa, sobre todo con el final.
La
historia de Nieve se desarrolla en
Turquía y me parece que una de sus principales características, al igual que Desgracia, es la soledad de los
personajes principales. Ka, el protagonista, es un poeta solitario que regresa
a la mencionada ciudad y se enfrenta con problemas políticos, amorosos y
sociales pero encuentra la inspiración necesaria como nunca antes lo había
hecho. Atraído por una ola de suicidios de jóvenes mujeres que a fin de cuentas
no queda claro si en realidad se suicidan o no, y por unas elecciones que
pueden marcar una diferencia, se ve inmerso en una disyuntiva existencial que
tiene que ver con cuestiones ideológicas, religiosas, políticas pero sobre todo
amorosas.
Se
dice que la novela es muy política y sí, lo es. También es lenta pero muestra
la problemática de Oriente bajo una trama que a la vez expone la soledad de una
manera singular. El autor crea un microcosmos empleando una anécdota donde la acción
se desarrolla en solo tres días y, cobijado bajo un escenario donde predomina
la nieve y las sensaciones que ésta puede provocar, presenta una historia que
resulta bastante sensible aunque con ingredientes varios: metaficción, intertextos
y poesía que nunca aparece que todos sabemos está ahí.
Mientras
leía esta novela continuaba con el mood depre de la anterior y lo que más me
quedo claro es que Nieve es
melancolía.
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